Hay gemidos
que tienen
acantilado de trueno monosílabo.
Hay gemidos
que se
asemejan a dos soles parados en una piedra.
Hay gemidos
cual
suburbios plomizos, que nos llevan de la mano al etcétera y del fusilazo al
puntillismo.
Hay gemidos
cual vaivén de mordaza
nos matizan
de insuficiencia y nos capacitan en demencia y tambores.
Hay gemidos
que
aguijonean de improvisto y nos promueven al cartel del vatio.
© Diana Espinal Meza
Muchas gracias querido Gustavo Tisocco por la oportunidad. Bien sabes que te quiero.
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