(La trampa de
los años)
Estos somos
nosotros, en las fotos
Unos chicos
que juegan en un mundo
ya
esfumado.
Ahí la
trampa de los años
se abre y
suelta como flores aéreas
todas
aquellas cosas que no pueden cambiar;
lo que
quedó encerrado
en ese
recuadro brillante y arbitrario,
el
movimiento
que en
apariencia se detuvo,
pero que la
inercia de la vida disparó
hacia una
eternidad que se repliega y desluce
sin
rendirse. Allí está para siempre
mi hermana
trepada al subibaja, otros dos
haciendo
ronda mientras el tiempo está quieto
y el muñeco
de nieve
que se
derritió esa misma primavera
permanece a
mi lado
y estará
seguramente allí
cuando ya
no podamos recordarlo,
porque en
las fotos el invierno
no se termina nunca.
© Alejandro Méndez Casariego
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