Cosas del oficio
Los pases
mágicos de la maga son impredecibles como ciertos vientos: no se sabe cómo y
hacia dónde se dispararán... Pero ella es buena para leer. La maga lee, como a
runas, toda clase de escrituras
secretas: lee el viento y sus olores, las levísimas transformaciones de los
rostros, las arquitecturas del silencio, las intermitencias de la ternura, los
avisos de cambio de estación, las inminencias del llanto y el relámpago de la
risa en ciernes, la carcoma de la envidia, el oleaje de la mentira y el estupor
de la verdad, los aleteos de la alegría, la fragilidad de lo bello, el temblor
de la llama y la furia de la hoguera, la imbecilidad de los poderosos y el poder
de los imbéciles.
La maga no
lee por maga. Por mujer lee.
© Verónica M. Capellino
Excelente homenaje a la condición femenina. Somos brujas, niñas, hadas, magas... Chapeau! Un aire cortazariano lo recorre, como pasa siempre cuando decimos Maga. Abrazos
ResponderEliminarGenial ,Vero querida, esa sabiduría ancestral tantas veces vulneradas. Abrazo y celebro a la Maga
ResponderEliminarCuánta verdad Vero , y que flor de cierre la maga sabe por mujer no por magia. Aplausos
ResponderEliminarMuchas gracias Teresa, Patricia y Mirta por su lectura y sus comentarios. Todas somos magas, yermanellas. Las abrazo.
ResponderEliminarVerónica
Bellísimo!!
ResponderEliminarHermoso texto.
ResponderEliminarEncontrar aquí a la maga, a la magia palabrera de Verónica, un placer! Precioso texto! Abrazo, Marta Ortiz
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