TESTIGO
Insolencia
de tinta y de papel
Esta avidez
de andar en tiempo escrito
Le concede
un pedazo de infinito
Al antiguo
temblor de mi pincel
Con el vino
de Dios y el alma fiel
Me distingo
en el hábito maldito
De
plantarme en el llanto y en el grito
Y clavarme
palabras en la piel
Soy el
vecino de la eternidad
Que aún
lejos del miedo y la verdad
Se pregunta
por todo lo que existe
Prefiero
transitar como testigo
De un eco
de dolor y de castigo
Que
trasluce tal vez mi gesto triste
© Raúl Pignolino
Poemazo Raúl!
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero
Muy bueno Raúl. Como cada uno de lo que escribís. Abrazo mi amor!!!
ResponderEliminarMuy bueno Raúl! Saludos. Tere Vaccaro
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarMagnífico poema!! Un abrazo
Mi amigo eterno!!!Hermoso poema,Raúl!!! graciela corrao
ResponderEliminarAmigo eterno!Gracias,Raúl!
ResponderEliminarGraciela Corrao
Un poema puntillosa y rítmico, que va dejando en sus giros la reflexión tan necesaria.
ResponderEliminarSusana Giraudo
¡Excelente poema! ¡Qué maravilla poder escribir un soneto y hacerlo tan bien! Felicitaciones, poeta.
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