El mundo es colosal, la vida, breve,
pero no quiero usarlos de coartada:
Alejandro ganó a los veintinueve
su porción más brillante, más soleada.
En el otro rincón... Si acaso llueve,
me hundo en la ocasión de no hacer nada;
una tarde armoniosa, blanca, leve,
me lleva a caminar con la mirada.
¿Mi zona es de confort o cargo un lastre
que en movimiento tiende hacia el desastre?
A cada paso la ecuación oscila
entre el mundo que sube y yo que bajo.
No tengo espalda para tal mochila;
tan sólo ser me da mi buen trabajo.
© Mariano Shifman
Me gusto tu poema , ese juego de opuestos que marca el devenir.
ResponderEliminarMuchas gracias, Leonor, por tus palabras. Un gran cariño.
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