El equilibrio
restaurado
Tras la
detonación
antes del
peso muerto contra el suelo,
antes del
gato arquéandose,
ella
levanta la mirada,
y ve en el
aire a la paloma
que
enciende el precipicio
donde
crecen las flores de la rúcula.
¿Acaso ese
trayecto vertical
del cuerpo
suspendido entre dos planos,
la cabeza
ladeada
como un
sombrero del revés,
no es una
bella imagen?
Repaso la
secuencia:
el
estallido,
la
interrupción de todo pensamiento,
la caída en
picada,
el presente
absoluto de la muerte
y la vida
como dos
hemisferios unidos por un istmo.
Ah, la
tentación de hacer
del pequeño
infortunio
la alegoría
del jardín infinito.
© Estela Zanlungo
Potentísimo! Bravo Estela! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminargracias, Alfredo!
Eliminar" la alegoría de un jardín infonito"
ResponderEliminarBello !!
abrazo, Flora!
EliminarExcelente poema! Bello y poderoso.
ResponderEliminarmuchas geacias, abrazo!
EliminarUn poema intenso y sólido, no exento de sutiles matices.
ResponderEliminarSusana Giraudo
fuerte abrazo, Susana
Eliminarme gustó mucho el poema y el cierre!una narratio que me llegó! sj
ResponderEliminarmuchas gracias, abrazo!
EliminarMuy bueno, Estela! Abrazo
ResponderEliminargracias, Fabiana!
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