Flor me
manda una foto desde el sanatorio Finochietto. En la imagen, el marco de una
ventana encuadra el cielo color turquesa y algunos edificios que parecen
salidos de una película futurista. Ella me manda una foto y yo soy su
correspondencia otra vez. Con Flor la mayoría de las veces tenemos
coincidencias inesperadas o desdoblamientos, ecos, los hijos, un pálpito. En
nuestra escena de hoy hay vejigas y bosques con olor a hospital, además de
entradas y salidas de muebles de melamina beige con botones rojos que cargan,
suben y bajan cuerpos. Quizás los desconocidos también se parezcan entre sí y
desde lugares distantes superpongan, con mínimas variaciones, sus vivencias.
© Verónica Pérez Arango
Dura realidad, tristeza, ya como hábito. Son tiempos de guerra.
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