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30/4/21

Poema de Susana Cabuchi

 


Encierros

 

Ahora sé

porqué Merini

dictaba sus poemas por teléfono,

 

de aquella Tierra Santa

no podía salirse de otro modo.

 

Ella lo hacía.

 

En noches apagadas,

en veranos violentos

lo hacía. Esperaba

la hora más esquiva

para entregar su miedo,

traducir lo callado, cantar.

 

 

Ahora

esta poeta de provincia

que soy,

también como ella

encerrada e insomne,

dicta poemas a distancia,

por correo electrónico, por zoom,

al amigo, a los desconocidos,

a quien acepte.

 

Escribía en el exilio como yo escribo,

confinadas las dos, cercadas

por un mal invisible.

 

Qué es esto desconocido,

preguntamos,

que nos retiene

en nuestra Tierra Santa

tan cerca de la muerte?

 

Ella lo hacía.

 

No es difícil.

Solamente hacen falta

un teléfono, un cuerpo

que dé contra las piedras

sin romperse,

temer la enfermedad, acostumbrarse

a morder tinieblas y naufragios,

poseer una voz luminosa,

llamarse Alda.

 

© Susana Cabuchi

7 comentarios:

  1. Qué maravilla, amé leerte Susana querida.

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  2. Realidad que nos toca. Afrontarlo y darse cuenta es lo importante. Cariños!!

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  3. Bellísimo. Homenaje,espejo, empatía. Leemos y ahí estamos, (espejo), viéndonos en el círculo mágico y fuerte de este poema.
    Verónica M. Capellino

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  4. Belkys Sorbellini4 de mayo de 2021, 11:23

    Muy bueno Susana querida!! Un placer leerte!

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  5. Hermosas letras; cuando la absoluta soledad es compañía y se comparte. Gracias!

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  6. grandioso recorrido por dos "ellas" que escriben poemas,la de provincia,la dela Tierra Santa y en ese camino cambian teléfono,mail, herramientas

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