TIEMPO DETENIDO
En un enigma
los árboles
dibujan sombras dentro
del cuerpo de un hombre.
Entre filigranas y presagios
intuye la verdad.
Encuentra el hoy.
Lengua rota. Silencio.
Su mente está despierta
Quieta el agua,
en la penumbra de los pájaros,
escucha.
© Irene Zava
Bello y hondo poema! Bravo, Irenka!!
ResponderEliminarPatricia Alonso.
La contundencia del poema maduro
ResponderEliminarEn la simpleza de este poema está la hondura. Un abrazo, Irene, me alegró leerlo, me dejó el gusto de seguir pensándolo.
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