odo pulso era el alma
Su señal arrojada a otra galaxia su azar pero también
Nombres que estaban en el aire
El fuego o el agua
Nombres de la propia ceniza que alguien devolverá
Nombres de la fundación de un sueño secreto
Ni murmurado o furcio
Nombre de una inmensa primavera
Que apenas entrevimos en maceta
Todo pulso era marea en su silueta
Una sílaba de milagro
La ese de un sí
El brillito que se escapaba de sus ojos
Agua que significaban
Los
desiertos.
© Carlos Alberto Roldán
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