LA DECENCIA
ACASO
Perdí la
cuenta de cuántas veces me he enamorado
Deduzco con
pena que fueron pocas
Pero yo
perdí la cuenta de los amores
Tan
fácilmente como extraviar
El ultimo
recibo de la luz
Si alguien
me invitara un cigarrillo esta noche
Le mentiría
con que dejé el tabaco hace un mes
A veces es
así
Gratamente
difícil desprenderse de la decencia
Que no es
norma ninguna
Sino un
hondo temor esculpido en cal
La moral no
tiene tanto sentido si el castigo de la culpa eterna
Y la
imprudencia de pecar
La moral
podría decirse
Es la luz
perpetua de la nada
Y de la
brevedad erguida
La moral
acaso
Me condujo
a ningún sitio
Me negó los
labios de un hombre si ideario
Me negó las
primicias del recuerdo postulado
Y la
absurda espera sin honorarios
La decencia
Es cierto
No sirve de
mucho
Si acaso
sirve para algo
Debe ser
para dignificar la vida de los indignos
Pero mi
abuela pensaba lo contrario
Y mi madre
huella por huella
Sigue sus
limpios pasos
Yo
Con
idearios y sermones
Tripulo a
mis sentidos periféricos
Se que el
amor es
Un pecado
vestido de liviandad
Y que su
peor virtud
Es la de
jurar ante el altar
Una muerte
de lealtad profunda
De cuerpo
presente
De soledad
Los amores
no son eternos
Pasajeros a
veces
Instantáneos
quizás
Alguien
preguntó algún día
Que cosas
intimas hacemos con la decencia y la verdad
Esta carne
ayer en su cofradía
Al caer la
tarde besó en silencio
Las
agridulces sombras de lo impío
Porque una
mujer decente
– Como yo –
Abre
siempre sin culpa y a solas
Su última
botella de vino
Y
colecciona corchos en una maceta de cristal
No sé qué
decirle, criatura
La gente
decente como yo
Es devota
de lo inmoral.
© Amalia Clausts
Amalia, impresionante!
ResponderEliminarGracias por compartir.
SEG