Bajo los
tilos
Me mostró
la carta del cementerio:
había que
levantar tus huesos
ya vencida
su estadía terrenal.
Ella había
asegurado el pedazo de tierra
con una
hilera de tilos, sin imaginar
los actos
que íbamos a representar;
tu nueva
categoría de insepulto.
La casa
estaba helada
y una sola
lámpara encendida.
La
impaciencia nos llevó
hacia el
muro detrás de las vías.
Un cicerone
municipal señaló la cruz
apoyada en
la tumba vecina.
Cerré los
ojos y busqué refugio
en la
avenida bajo los tilos.
Se escuchó
el estruendo de la pala
en la
madera podrida del cajón.
Por fin te
iba a conocer.
El empleado
separó la osamenta
y extrajo
una media negra.
La exhibió
a la luz del sol.
Ella me
tomó de la mano;
por las
dudas te negué tres veces.
El
montículo de tierra, las flores secas.
Todo daba
vueltas.
El centro
del mundo
en la
avenida bajo los tilos.
© Alejandro Méndez
Maravilloso poema. Gracias, Alejandro.
ResponderEliminarMuy bueno Alejandro!!!!
ResponderEliminarqué fuerte Alejandro!!
ResponderEliminar"Vencida la estadía terrenal" Triste pero real. Muy bello
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero
Wou, qué fuerte, cuanto sentimiento.
ResponderEliminarexcelso poema!
ResponderEliminarme partiste alejandro. tanta realidad!te abrazo. susana zazzetti
ResponderEliminarMúsica y luz, lo cotidiano bien observado y descripto bajo el cielo del mundo. Alfredo Lemon
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