EL
SOLDADITO
“Y Jehová
dijo a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano? Y él respondió: No sé; ¿soy yo
guarda de mi hermano?
(Génesis,
4:9)
En hebreo,
querer y pensar, se piensan -y se quieren- con la misma y única palabra.
“Cuando sea
grande voy a ser albañil, para levantar casas en las que no entre el frío”
decía el niño; actuando así la lengua que, dicen, fue la lengua de dios.
En las
casas de chapa el frío abrasa por dentro. Y quema.
Tanto en el
libro / como en los pasillos / el árbol del saber / es también / el árbol de la
muerte.
No hacen
falta albañiles para levantar ruinas, y el niño lo sabría pronto. En la lengua
que, dicen, fue la lengua de dios, solo el temor es sabio.
Con cada
sacrificio que en el aliento exige, el frío se lleva el alma.
Y el precio
que se paga para no irse con ella, es el de dejarla ir.
© Osvaldo Burgos
Muy tremenndo y bello!!
ResponderEliminarflora l.
Dureza y poesía! 👏👏👏
ResponderEliminarGracias, Flora querida! Abrazo grande. Osvaldo
ResponderEliminarMaravilloso poema que horada con su cruda belleza. Gracias
ResponderEliminarAy Osvaldo! Con cada sacrificio ..el viento se lleva el alma. Siempre ahi, abriéndonos los ojos ante el dolor. Gracias
ResponderEliminarGracias a ustedes, por la lectura y por los comentarios. Abrazo a cada una.
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