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6/3/21

Poema de Viviana Ayilef

  


En esta barca cabemos todos.

Los niños dormidos en cuerpos de hombres

cicatrices viejas de heridas insanas

el papá de Pedro, cabe, la abuela de su hijo;

los húmedos libros en la tierra negra,

y unos ojos dulces dándoles cobijo.

 

En esa esquina cabe una cuna

traje muchas flores para prepararla

cabe una niña y también sus sueños

que son de por lejos sueños de la historia.

 

Y hay también un sitio para los más viejos

mimbre para el mimbre,

la silla exclusiva del abuelo en la mesa,

parte de su biblioteca,

palabras cruzadas,

cabe su bastón.

 

Los abuelos de ahora ya no usan bastones.

 

En aquella esquina coloqué un altar

puse muchas piedras que brillan por dentro

unas flores secas

lágrimas de sal

y agua para el brote de nuevos amores.

 

Puse también fuego.

 

En esta barca tan frágil caben pocas cosas

mece la memoria sus aguas del tiempo,

y si la mar desalienta el camino y la vuelca:

la memoria es eso y ese su destino.

 

Peces de colores vendrán al encuentro del recuerdo náufrago

en sus aleteos trine sobre el mundo seguramente algún pájaro.

 

Por eso será que los muertos nos siguen.

Suben a la barca y su dignidad es balsa.

 

Qué bello será ser una deriva en la barca de otro.

Si esto es hermoso así

                 cómo será de mar calma.

 

© Viviana Ayilef

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