En esta
barca cabemos todos.
Los niños
dormidos en cuerpos de hombres
cicatrices
viejas de heridas insanas
el papá de
Pedro, cabe, la abuela de su hijo;
los húmedos
libros en la tierra negra,
y unos ojos
dulces dándoles cobijo.
En esa
esquina cabe una cuna
traje
muchas flores para prepararla
cabe una
niña y también sus sueños
que son de
por lejos sueños de la historia.
Y hay
también un sitio para los más viejos
mimbre para
el mimbre,
la silla
exclusiva del abuelo en la mesa,
parte de su
biblioteca,
palabras
cruzadas,
cabe su
bastón.
Los abuelos
de ahora ya no usan bastones.
En aquella
esquina coloqué un altar
puse muchas
piedras que brillan por dentro
unas flores
secas
lágrimas de
sal
y agua para
el brote de nuevos amores.
Puse
también fuego.
En esta
barca tan frágil caben pocas cosas
mece la
memoria sus aguas del tiempo,
y si la mar
desalienta el camino y la vuelca:
la memoria
es eso y ese su destino.
Peces de
colores vendrán al encuentro del recuerdo náufrago
en sus
aleteos trine sobre el mundo seguramente algún pájaro.
Por eso
será que los muertos nos siguen.
Suben a la
barca y su dignidad es balsa.
Qué bello
será ser una deriva en la barca de otro.
Si esto es
hermoso así
cómo será de mar calma.
© Viviana Ayilef
Nostalgia y ternura bello poema
ResponderEliminarFlora levi
¡Muy bello!
ResponderEliminarPrecioso poema. Abrazo.
ResponderEliminarDolores Pombo
Bellísimo!
ResponderEliminarMuy bello poema!!!
ResponderEliminarBesosss