INFANCIA
El huracán de los juegos
deletrea su voracidad y fuego
en el árbol crecido con la infancia.
El corazón de la tarde
ha teñido rojo su pañuelo
para despedir el sol.
En el silencio piedra
una hojarasca de juguete
es herida y viento
en la soledad de una lágrima.
En un mar de sombras
la niñez con algarabía
le clava las uñas al destino
y camina horizonte cielo
allá, donde el búho
es un rezo
y los gorriones
una lluvia de nostalgia.
© Reynaldo Farías
Muy bello!!
ResponderEliminarMuy profundo Reynaldo.
ResponderEliminarFelicidades.
M.G.Micolaucich
Me gustó mucho este poema.
ResponderEliminarAna Romano