ATARDECER
No soy yo
quien envejece
sino la
corteza infinita
del árbol
de los días y las noches.
Continúo
nadando a grandes brazadas
por el río
del tiempo
y siento
todavía
el gozo
amargo del amor.
A veces me
sorprendo ante el espejo
y me
arrebujo entre viejos ropajes
por escapar
del frío del invierno,
a veces,
solo a veces
porque
salto hacia el fondo
del amoroso
abismo
con los
ojos iguales
y las manos iguales.
© Lucía Carmona
Qué bello! Logrado!
ResponderEliminarMaravilloso poema que habla con optimismo acerca del paso del tiempo.Maravillosa poeta Lucía, con sus ojos y sus manos como un recién nacido asombrado ante lo nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo,
Juany Rojas
Hermoso poema querida Lucia
ResponderEliminarImpacta la certeza y desconcierto, lo real de la imagen proyectada... y dura. Hermoso.
ResponderEliminarTu poesía siempre me conmueve. Tu mirada poética, el paso del tiempo, la vida que pasa. Gracias querida Lucía!
ResponderEliminarMuy bello, Lucía! "Continúo nadando a grandes brazadas por el río del tiempo": es tan clara la imagen... Abrazos, queridísima poeta!!
ResponderEliminarTampoco envejece tu palabra. Siempre lúcida y necesaria.
ResponderEliminarTe admiro. Te quiero.
Claudia
Hola Lucia! Leerte es saltar al "amoroso abismo" de la poesía. ¡Precioso! Teremimigerez
ResponderEliminarTan tan bello es este poema. Me conmueve gracias hermosa Lucía nunca pierdes los ojos del asombro, Poeta
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