La encina
Esta alma de mujer, viril y delicada,
Dulce en la gravedad, severa en el amor,
Es una encina espléndida de sombra perfumada,
Por cuyos brazos rudos brotara un mirto en flor.
Gabriela Mistral
A la Señorita Elvira Dominguez, mi profesora de Ciencias de la Educación
Oír y ver lo hasta entonces imposible
se unió con esta ascética persona
de los pasos medidos y las voces medidas
que iba a dar a la luz su trabajo profundo.
Nunca nos habían pedido una opinión.
Después de leer un libro, que no era de texto,
entre un halo de angustia y de adultez feliz,
desglosar la respuesta. «La educación no “forma”
esto implica “quitar” como en el mármol para que la
escultura quede libre. Solo el educador lo puede hacer
cavando un cauce para que fluya dentro el río ».
Catorce años de agua con olas repitiéndose,
y la confianza en ciernes de ponerse a pensar en voz alta.
Y que casi todas se pusieran de acuerdo
Y se descubrieran insospechadas relaciones
hasta quedar un todo articulado.
Y en la mirada minúscula y aguda,
y en el gesto proveniente de un movimiento interno,
y en la misma palabra enriquecida
Iba tomando forma su pasión intensa y única.
Los pasos diminutos hace rato han partido
Y ha quedado algo mágico que transforma y que crea.
© Isabel Llorca Bosco
Bellísimo homenaje ISABEL, y sus frutos realmente están a la vista.
ResponderEliminarSaludos.
Anahí Duzevich Bezoz
a
Hola Isabel: un tributo a quien hizo de la educación una forma de respetar el ser del alumno, de darle cabida al río interior que suegecde cada ser.
ResponderEliminarY ese " algo mágico que transforma y que crea" queda como.un legado de luz.
Jermosonpoema
Irene Marks
Hola Isabel: un tributo a quien hizo de la educación una forma de respetar el ser del alumno, de darle cabida al río interior que suge de cada ser.
ResponderEliminarY ese " algo mágico que transforma y que crea" queda como.un legado de luz.
Jermosonpoema
Irene Marks
Hermoso!Ese seguir viendo a nuestrxs grandes maestrxs con corazón de niñe!
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