¿Estas
palabras fueron mías? ¿He pronunciado tu nombre sin saberlo?
¿Mi Madre
era el sendero llegando a mis ojos lo mismo
que un
pañuelo? ¿Era sed el destierro de mi niñez? ¿Sus rondas?
¿El pájaro
sublime?
Puedo morir
callado con la lengua dormida.
© Hugo Francisco Rivella
Uy! Cuánta interrogación...Secuelas para otro poema...
ResponderEliminarEl pájaro sublime de tu poesía con sus preguntas... alto cada vez más alto! Hasta la esperanza, siempre! Te abrazo grande Alfredo Lemon
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