La poesía es la impunidad de un niño que
salta
en un charco de agua
y salpica.
Tiene la estampa de un niño jugando contra
una ventana
que riegan por fuera gotitas
de lluvia.
La poesía es la gente que sale de casa en
auxilio
antes que arrecie el desastre.
La poesía es el rostro
de un niño
mojado.
Tiene el color de la piel bajo el agua.
Tiene su tacto.
Huele a su miel y carga el olor de la
tierra fértil, sembrada.
Todo lo que humedece es poesía
porque en el agua se asoma el amor y se
sana el espanto.
© Viviana Ayilef
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