Con un aluvión de estrellas y alaridos
Oda a Buenos Aires
Buenos Aires regresa a cada instante,
por cornisas desiertas, con fueyes de
nostalgia.
Claveles de un pasado que palpita
acariciando niños sin juegos, habitados de
hambre.
Un vendaval de palomas inocentes
surcan plazas con rejas y disturbios.
Buenos Aires
asemeja esa orquídea, la solapa del viento,
un río manso le da su espalda.
Madrugones de Tango cruzan la luna
para cantar con los grillos,
la desnudez, los miedos
Buenos Aires me crece
con el murmullo y el rocío de su
melancolía.
La disfruto y la sufro con un amor
incondicional,
sin
atajos
en ese café y sus veredas agitadas,
sublimes.
Para que se apaguen todas las luces,
Y en la oscuridad nos encontremos
entre esa llama fugaz
desde la nube de algún lejano suburbio,
hasta que pronuncie tu
nombre
© Norberto Barleand
Como la sombra de un buen tango, tu poema de reflexión y sentimiento, celebra la pasión, el fuego y la nostalgia de tu Buenos Aires. Alfredo Lemon
ResponderEliminarBuenos aires me crece...Qué bella imagen N orberto. Todo el poema es beklo , Abrazo grande! Cecilia Glanzmann.
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