Tengo vientos que pasan como si fueran
rosas otros que vuelven tigres de todas
mis honduras llagadas por el ojo que se
sumió en el hijo y su dolor a cuestas
tengo alaridos que de la noche vienen
golpeados
hecho trizas como las mariposas
que el cosmonauta suelta desde el fuego y
las manos
la chispa que enmaraña la flor y la semilla
también tu paso simple al lado de los míos
tu boca como un lirio que desmaña tormentas
y el te quiero que sabe a misterio en mi
sangre
el derecho a vivir del niño y la pantera
del árbol que en la plaza es refugio del
ave
la sombra que se tiende como un manto
invisible y es caricia y descanso
para el que llega exhausto
tengo en el pecho una brasa mecida por la
luz de mis ladridos
© Hugo Francisco
Rivella
Siempre impecable querido Hugo, siempre impactante. Tu poesía es "un universo donde todo colisiona violentamente" y así, brilla por su lúcida armonía de relámpago. Te abrazo grande! Alfredo Lemon
ResponderEliminarEs un poema vibrando sobrepoblado de imágenes sugerentes y bien traídas, gracias maestro, por su sentido de la belleza poética.
ResponderEliminarWalter Mondragón
Hugo Rivella, tus poemas, como este, son tormenta, caricia y descanso. Gracias, siempre.
ResponderEliminar¡¡Qué hermoso poema, Hugo!!
ResponderEliminarMaravilloso tener Hugo ...bello tu poema. Gracias .Abrazos
ResponderEliminarTus tenencias se manifiestan con gran belleza, Hugo!
ResponderEliminarBesosss