De chicos no nos dejaban hablar con los locos
que deambulaban por el barrio.
Loca
La encontré en la calle como una aviadora
perdida entre las dunas altas de la idiotez de la gente.
Su aterrizaje trajo la brújula de mi infancia.
—El este es el viento, él es tu padre.
Yo deseaba ser de grande, tan hermosa como ella:
la maestra prohibida.
Olía como huele el orín dulce de las flores.
Al angustiarse saltaban de su blusa
todos los botones.
—¡El futuro ya fue usado!
Castigaron sus lecciones de alta voz
como se castiga a las palomas.
Algunos recogieron los perdigones,
yo me quedé con la caja negra de su ausencia.
© Blanca Lema
Qué gran poema. Me encantó leerte.
ResponderEliminarHermosísimo. Un muy buen poema.
ResponderEliminarExcelente. Excelente.
ResponderEliminarProfundo e inmenso poema. Felicitaciones. Marta Celli
ResponderEliminarExcelente poema Blanca!!!
ResponderEliminarPrecioso
ResponderEliminarBello!!
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