La ley de lo perfecto
es una ley
perfecta:
Cuando no falta casi
nada, parece que faltara
casi todo.
El último paso
gana altura
hacia adentro.
El cuerpo pide
que el universo se reduzca.
El cerebro pide
temblores,
tambores,
insomnio, agua y santidad.
La piel pide piel.
Los ojos piden ojos.
La sangre nunca falla.
La ley de lo perfecto es Clara:
la sangre no se va.
© Sebastián Olaso
Qué profundo, como todo lo que escribe Olaso, sin embargo aquí hay más de una lectura.Me quedo con el dulce sabor de los tres últimos versos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Juany Rojas
Querido Sebastián:
ResponderEliminarLos primeros versos y los últimos de tus poemas forman una unidad cíclica que se vuelve Clara. ¡Excelente poema! Para releer, como dijo Juany Rojas.
Un beso
Irene Marks
Muy buen poema. Destacó los tres últimos versos y Clara que aporta el broche final.
ResponderEliminarAna Romano.
La sangre no se va, Clara. Bellísimo!!
ResponderEliminarExcelente. Profundo y sentido. Un abrazo Graciela Barbero
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