Privilegio
de admirar
las estrellas
y deshojarlas
como dalias secas
en un baile difuso.
Intuyo
el desgarro
de la luz agonizante
cuyo grito aún se reparte
más allá de las aguas
que aquel loco navegante nunca temió.
La oscuridad se muestra larga,
su voz es un ladrido.
Un vicio por lo oculto
cubre los desvelos del día.
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