Expropiación
Plumas de sal en la cueva del jinete.
Los huesos se astillan en la casilla de
correo.
Hay que tener constancia de la pérdida
para atestiguar en el juzgado del lobo.
Todos fuimos carne alguna vez
carne atascada en el lavatorio de las
moscas.
La nodriza esconde a su cría
en el purgatorio del reuma.
Los estigmas nacen del primer beso
umbilical.
Hemos dejado paso a las abejas exotéricas.
Partidos al medio, purificados por el
cólera
expropiamos el hambre de la última intrusa.
© Luis Raúl Calvo
Estupendo, magnífico poema. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarTremendo! Muy bueno. Un abrazo Graciela Barbero
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