LORO
Esa flor sacrílega, habla.
No imita, habla
y desea el vino, las mujeres y el pan de
los hombres.
Ese es su secreto.
Avanza por el aro
y
cierra el círculo.
Entonces chilla, igual que ellos
cuando eran pájaros
o canta, como las campanas,
con el pavor de tener dos almas.
Mientras ellos repiten lo que dice, ríe
y se pica el pecho
y se lo parte,
ríe a carcajadas
y se pica, a fondo, el corazón
para
que el secreto salga.
© Leopoldo Teuco
Castilla
MAESTRO!! siempre- susana zazzetti
ResponderEliminarImaginación a full, las ideas se disparan como cometas y tu decir alucinante las ordena en el poema. Bravo Teuco! Además la ilustración justa de Gustavo. Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarGracias maestro, querido Teuco por tu enorme poesía. Abrazo
ResponderEliminarDesde Mar del Plata, Damián Katz
ResponderEliminarSin palabras, Teuco y basta con su nombre
ResponderEliminarMuy bueno.
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