Hablo y te escribo luego porque puedo
volver
al renglón donde escribí una vez y otra vez
aquello que te dije, me dijiste, dijimos.
En ese borrador de balbuceos
para cambiar el mundo
la dicha que no ve nunca está ciega.
Oculta en el temblor lo que su voz desea
como el sobreviviente
que aún le pide permiso a la mentira
para entrar al poema
que es verdad.
© José Antonio Cedrón
simplemente bellísimo. la belleza de lo categórico. susana zazzetti.
ResponderEliminarMuy bueno!!! Saludos afectuosos.
ResponderEliminarAbrazo grande José Antonio!
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