Entra en mi cuerpo el tiempo como si fuera
un niño inocente de todo
ignorando el invierno recostado en mis
sienes
la hojarasca que ciñe un temor amarillo si
el otoño golpea su martillo de escarcha
la barcaza que parte en busca de otros
soles y la madre que llora en un rincón del puerto
todo es tiempo musita el viejerío
de aquél retoño nace esta fronda este vuelo
este sueño que es parte del hombre y su
secreto
es tiempo la ilusión del que espera los
ojos imposibles de su primer amor
y es tiempo
sólo tiempo lo que lleva en el alma
la palabra que invoco para asir la ternura
el poema que busca el corazón de un pájaro
todo es tiempo susurro mientras pienso:
la eternidad es el tiempo infinito
que cabe en el futuro.
© Hugo Francisco
Rivella
Siempre hermosos tus poemas, Hugo.
ResponderEliminarVerónica M. Capellino
Contundente como siempre tu palabra querido Hugo, belleza intensa! Y con un final que parece una sentencia de Aristóteles: "la eternidad es el tiempo infinito que cabe en el futuro". Te abrazo grande! Hasta la poesía siempre! Alfredo Lemon
ResponderEliminarGran poema.Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarBello poema, Hugo, con bellas imágenes sobre lo inefable. Abrazo grande!!!
ResponderEliminartan bello como el otoño. Un abrazo Graciela Barbero
ResponderEliminarOh, el tiempo! Qué bien escrito está el tiempo de nuestras vidas. Abrazo, Inés Legarreta.
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