Me arrepiento del pequeño jilguero que
saltaba
incansable en su jaula silenciosa.
Del obediente cucú que llama todavía
con tristeza mayor en su caja de horas.
De los apagados malvones que abren el
verano
en un poco de tierra mezquina.
Del ancho cielo en los ojos de Lis
cuando llovía sin cesar.
De mí sueño de marino que hoy
yace inmóvil y enterrado lejos del mar.
© Daniel Arias
Bello poema, Daniel!!!
ResponderEliminarBesosss
HERMOSO POEMA. DANIEL!!!
ResponderEliminarGracias por compartir.
Tere.
Hola Daniel, te felicito, me gusto, haces un recorrido de vida muy bello, gracias
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