También las vacas lloran
cuando la tormenta azota
y el cielo entre rayos
se parte en dos
con el viento huracanado
corren por la pradera
donde no se ve más el pasto
ni la ardiente cosecha,
parecen lunáticas caminan
en círculos
no saben donde ir
se agrupan para consolarse
y esperan que la laguna nueva
no las arrastre
en
su corriente.
© Cecilia Carballo
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