Tejer
Tejía y cantaba.
Tejía los días como un decoupage cotidiano.
Antes, releía a Bradbury asintiendo que venía de aquella familia.
Tejía lo que su ventana le contaba con un
zureo ronco y monocorde.
Era su lenguaje transmitir figuras, lo que
sucedía en cada amanecer, lo que el sol sosegaba y daba. Cada tarde con otros
colores, pintaba el ocaso hasta la reina luna.
Perros, gatos, niños, señores, mujeres, la
ciudad estaba siendo focalizada entre las agujas.
Los
movimientos tenían valses y los pinos esperaban ser coloreados. Verdes,
grises, azules, negros.
Pero una tarde, casi de otoño, una voz pálida de hombre, les anunció a todos
que se encierren, que ya no se vean, que estaban en peligro. Que era letal.
Ordenó.
No supo tejer pandemia.
….
No cantó despedidas.
Se fueron terminando los ovillos, clavó las
agujas en esta maceta. Se envolvió en un
manto gris y se cruzó de brazos.
© Susana Rozas
Muy bueno Susana!!!! Dulcemente terrible... me encantó
ResponderEliminarSusana tu poema es conmovedor, la vida también es como un ovillo.
ResponderEliminarGracias Susana , ahí me encontré. Bello.
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