Es verano.
El calor afea todo,
el humo se concentra
en la ropa recién colgada,
la murga gotea su castigo chino.
Ellos creen en la felicidad.
En enero
nadie se detiene a enterrar
el cadáver de su perro
y las sobras de fin de año
son agrias.
No repiquetea la lluvia
en mi techo;
los gritos del vecino,
en cambio,
son claros.
Es verano.
Estás solo,
tu sudor te cubre,
hay una copa vacía
y un gato gris que también me extraña.
Hay un silencio.
Tus lentes como restos de comida en la
mesa,
mi ausencia en el borde de los platos.
Nosotros
no creemos en la felicidad.
© Paula Novoa
Uy! Durezas entre vellos versos...
ResponderEliminarEl afuera y el adentro. Sin concesiones. Hermoso poema, paula.
ResponderEliminarVerónica M. Capellino
Gracias, Gustavo!Gracias, chicas!
ResponderEliminarmuy lindo poema !interesante construccion de la palabra
ResponderEliminarUn besote Paulita
Es un poema que duele
ResponderEliminarFlora Levi