Llamarada
Yo me era mora Moraima,
morilla de un bel catar (de buen ver)
Romancero
Llamaron como si hubiera un incendio.
Entorné la puerta y vi su sombra.
Escuché una excusa increíble.
Como yo no era la mora Moraima
ni el hombre un cristiano, cerré de golpe.
El llavero de cristal tintineaba entre mis
pechos.
Y lloré de miedo solitario y de culpa.
Abrí el portón arrepentida y empecé a
correrlo.
El hombre inventó la noche
al saberse con el alma a la intemperie.
Imaginé que sus ojos conocidos me
alcanzaban,
y era cautiva de una mirada blanca y mortal
que,
como un rayo caía sobre mí y me llevaba
presa.
Imaginé la boca del hombre que me roía blandamente
y
quedé en la noche del bosque.
Como lo había presentido y dudado,
el
horizonte en llamas vino a buscarme.
© Isabel Llorca Bosco
Bello.
ResponderEliminarLa pasión, su urdimbre, belleza y peligro en esa otra urdimbre: el tiempo y el sin tiempo de lo reiterado desde el ayer de romance al hoy de horizonte en llamas.
Verónica M. Capellino
qué bela historia ha poetizado tu talentio! me encantó! susana zazzzetti
ResponderEliminarMuy bello!
ResponderEliminarMuy bien escrito tu poema Isabel! Bravo! Alfredo Lemon
ResponderEliminarIluminado poema por el talento de tu palabra, Isabel. ¡Me gustó mucho! Conserva el suspenso hasta el final. ¡Abrazo grande!
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