Todos los cielos son curvos, horizontes puertas despedidas
palabras que inauguran promesas que terminan
la oscuridad elemental y la voz de Orfeo en las bocas.
Curvos los dedos que apagan velas y el agua
de tus labios vistiendo de asombro la palabra.
Los cansancios son curvos y las tormentas
y la costumbre de soñar como un pájaro secreto
cuando arrastro parpados en la noche.
El desencanto es curvo crece firmemente y escapa
entre espinas sed fiebre, un reo que huye.
La pobreza resplandece curva cuando suben al carro
del hambre heridas grandes como ciudades
Pero hay otra muerte abrazada alrededor nuestro:
una arrogancia silícea recta abrasadora
constante plomo para los niños ignorados
nuestros hijos.
© Daniel Arias
Tremendo poema, Daniel, un abrazo
ResponderEliminarMuy duro poema y real!
ResponderEliminarBesosss
siempre hay otros muertos, otros duelos, otra indiferencia. Un abrazo poeta
ResponderEliminarPatricia Corrales
Inmenso poema, Daniel.
ResponderEliminarAbrazos
Elisabet
"Una arrogancia silícea", me pareció certero, fortísimo.
ResponderEliminarGran poema, Daniel. Saludos.
Cristian Jesús Gentile
Profundo, real pero delicado. Muy bueno!
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero
Muy agradecido Gustavo querido!! Y gracias a tantos compañerxs que acercan sus comentarios!!
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