Yo no conocía otra forma
que detener la lluvia y observarla
dejarla hablar entre cristales
mostrarse con su mensaje transparente,
dejarse leer por el lado interno de la
vida.
Yo no conocía otra forma
de guardar los sabores primeros,
el jugo que se escurría hasta los codos
en su aviso húmedo de inmediatez,
la lengua que susurraba a la pulpa
su encantamiento y su gozo.
Yo no conocía otra manera
de mirarme y dar la vuelta
para mirar el mundo,
que treparme hasta
la última rama del poema
y balancearme allí
desde el vértigo y la intemperie.
© Sonia Rabinovich
qué belleza, qué belleza!susana zazzetti.
ResponderEliminar!
Precioso poema querida Sonia , no lo recordaba y me ha llegado como un regalo
ResponderEliminarGRACIAS
Precioso poema querida Sonia, gracias por compartirlo
ResponderEliminarAbrazos
Hermoso poema querida Sonia!!
ResponderEliminarHermoso texto, como todos los.tuyos. Un beso. Adriana «Dirbi» Maggio
ResponderEliminar