UNA MELODÍA ACUÁTICA
Como la persistente lluvia
deslizándose por las canaletas,
con la palpitación monocorde
que relaja, y sin querer,
nos vuelve adictos
a una melodía acuática
refulgente en el zinc.
Así esta sonoridad que enajena,
surgiendo
en la memoria del cuerpo.
Cada instante, inundándonos,
aunque afuera el calor
queme hasta el último resquicio del jazmín.
Los perros ladran
con un cansancio de noviembre
a 38 grados en la sombra.
Un vaho titilante
hace del paisaje un tembladeral
que miramos
como a través de un vidrio esmerilado,
y no hay restregarse los ojos que valga.
En la memoria,
mientras tanto,
hay agua fresca fluyendo
y alimentando el cuerpo.
No hay calor que pueda con él.
© Patricio Emilio Torne
Muy bueno Patricio. Tu palabra es agua fresca fluyendo para nuestra sed en este tiempo de incertidumbre. Saludo desde Córdoba Alfredo Lemon
ResponderEliminarDeslizándome junto al agua de tu poema.
ResponderEliminarmuy bueno!
gracias!
norma starke
En el interior esa sed que se sacia a puro verso. Gracias
ResponderEliminarImágenes del Pacífico se amontonan en la ventana del recuerdo Patricio Emilio Torne; la calma generada por la lluvia, al caer, sobre la hojalata día y noche mientras la marea sube, es única. Hermoso poema.
ResponderEliminarMucha belleza, tu poema!
ResponderEliminarBesosss