DESTIERRO DE LA INFANCIA
Hay días en que la noche llega antes.
Entra por intersticios,
y baja,
hasta el último peldaño de la memoria.
Otros días, ni siquiera se acerca,
con pasos de manto oscuro dobla
el ceñido paisaje de la ausencia.
Pero, hay noches,
en que tu mano abre la puerta
y por el dintel,
tu voz de aroma verde
hasta la sala entra.
Entonces,
corren mis pies menudos
apurados de abrazos y milagros.
Suena lejano en la radio un bailecito
y me meto en el limpio perfume de tu
camisa.
© Marita Rodríguez
Cazaux
Bellísimo poema, Marita. Sos una maestra de la nostalgia dulce. "El limpio perfume de tu camisa". Gracias por tu poesía. Un beso grande. Adriana "Dirbi" Maggio
ResponderEliminarMuy bello este poema, casi un caligrama de la sombra bienhechora que llega en silencio a rescatar una porción de infancia. BRavo!
ResponderEliminarLa infancia, ese mundo imprescriptible.
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