Para Lucas
Ahora,
cuando tu cuerpo es agua,
y se entrega suave a la corriente,
como si de pronto
dejarse llevar
fuera toda la paz del mundo,
tu mano ahora de agua habrá rozado
el inicio de la luz,
alta en la superficie,
esa belleza
tan inasible para tu cuerpo ahora de agua,
pero que espléndido mirar
esa luz última,
apagándose,
esa última belleza.
Sos
ahora del agua
y eras
tantas cosas,:
la risa extendida en el patio,
tu mano
en el hombro de mi hijo.
También fuiste
el náufrago
y el muerto.
Pienso
en ese instante
en que tu cuerpo fue del agua,
esa serena complacencia con las cosas
cuando
no se pelea más,
no se resiste.
Algo parecido a la belleza
entrando silenciosa al cuerpo todo:
la voz,
el canto de la vida,
volviéndose de agua.
Debe ser parecido a la belleza,
debe serlo
para que haya algo de justicia,
un poquito
de la lealtad del mundo entre los buenos
y no solo
este arrebato
que te arranca de la tierra de los vivos
y te deja solo en una orilla,
para siempre.
© Mariana Finochietto
Brillante y tierno. Un bello requiem. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarcon qué economía de palabras y bellísimas imágenes plasmás un canto conmovedor y sí Mariana, /para que haya algo de justicia/
ResponderEliminarQué hermosura!!
ResponderEliminarSabes, Mariana? Yo que te sigo desde siempre, no te recobnozoc en esta nueva fase: de tu vida? o es solo de tu poesíia? Me dejas triste,con abrazos, Marta
ResponderEliminarImpactante poema, con ternura ante el enigma y el dolor de una muerte. Felicitaciones!! Abrazos, Mariana!!
ResponderEliminarUna belleza, grande Mariana!
ResponderEliminarJuan C. Rodriguez
el canto de la vida volviendose agua ...bellisima despedida , gracias por compartirla
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