Brindisi Para
Any Thomas in memoriam
¿Tu mano llegó tan lejos
para decirme adiós?
Hablaste en la lengua que
siempre nos había entendido.
Te había visto sentada
en el lecho de un río
serena
montada en tu imagen de la muerte.
¿Sabías que esperaba
aquel abrazo último
en este muelle sin amarras?
Aquí te
despido.
Sabías, antes que nosotros,
que los muertos embarcan
en naves solitarias
y despiertos
navegan los linderos de la sangre
cuando son queridos.
¿Es tan extensa
la mano que consuela?
¿Será por
eso
que no me siento triste?
© María Lanese
Es bueno sentir esa mano!
ResponderEliminarBesosss
Muy bello ese poema. La mano que consuela y la pregunta final.
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero
Gracias!!!!
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