LA RECUERDO AHORA en su belleza,
corriendo sin freno por el campo,
llevada solo por su alegría, su entusiasmo
loco,
su dulzura, su alma chica, jovial y buena,
y sus ojos tristes, lejanos, infinitos.
Hoy, digo, estoy seguro
que sigue corriendo en su llanura inmensa
por nosotros, por vos, por mí.
© Hugo Echagüe
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