el año del perro
Mi corazón latía una vez al año.
Alberto Bautista
Me despierto con las primeras luces
y ya estoy comiendo como los pollos
por milagro la tele está apagada
mis orejas zumban de felicidad y de
silencios
los demás duermen
como en un largo viaje a Júpiter
esto no es 2001 ni hay Odisea en el espacio
ya lo pasamos hace rato
este es el último de los primeros días
del año 2017
y en la Argentina de hoy
ya no hace falta ser astronauta
ni viajar con Arthur Clarke
para pasar las de Caín
o las de Abel (a quien nadie tiene en
cuenta
a pesar de ser el bueno)
el mal tiene mejor prensa
hasta en las hojas de una Biblia
y mientras tanto los vecinos ya se aprontan
para comerse hasta sus hijos
y el comerciante menos sagaz
aumenta hasta el número de sus leucocitos
y algunos por aquí
partirían gustosos a la India
a cazar vacas para el asadito
y la luna entra en cuarto creciente
y algún enfermo mistifica el futuro
frente a un rosario de petardos
y los perros asustados
se preparan para sufrir más que en Damasco
y los despidos y los piquetes siguen
y los colgados compran cañitas voladoras
para pescar su buena estrella
y los accidentes se amontonan detrás de las
ventanas
y algunos me desean
que todo vaya mejor con Coca Cola
y todos te desean que alguno mejor vaya
por una Coca Cola
y si Dios quiere iré a cumplir 62
con mi libro en el horno
haciéndose esperar
como una pizza de diamantes.
© Eduardo Espósito
Aaaamigo,
ResponderEliminarSí, amigo, el mal siempre tuvo, tiene y tendrá mejor prensa. Inconsecuencias del "cerdumano"... Me encantó la "pizza de diamantes.
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