Cuando apagues la lámpara de noche en tu
país
pero no te duermas.
Cuando antes miremos las estrellas, que
existen
en otro tiempo como nuestros sueños, como
nuestros poemas.
Cuando llames Simoon a tu gato descalabrado
y él te mire con cierta piedad.
Cuando no encuentres el cinismo necesario
para escribir la crónica sobre los niños
de Ciruelo.
Cuando el recuerdo de la piel de mi espalda
sea la reserva lírica para tus tardes
desangeladas.
Cuando yo encuentre al fin, la piedra cebra
y no pueda regalártela.
Cuando escriba cien veces la palabra
ultramarino
en un cuaderno Rivadavia de tapas duras.
Cuando el océano.
Cuando las colinas.
© Paulina Vinderman
Encantadora, sutil, profunda, siempre tus poemas dejan huellas delicadas, gracias Paulina! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarEs la mirada tuya, tan clara, sutil. Es la belleza de tus ojos con que miras. Que te encuentres bien Paulina!!
ResponderEliminarDelicadísimo, tan hermoso!
ResponderEliminarVerónica M Capellino