Una película muda
Pasaban como imágenes
fugaces e inalcanzables
de una película muda.
Pasaban y mientras pasaban
se nos iba pegando en la retina
una mezcla efímera y escasa
de colores
de muecas y de ojos,
un vértigo de luces y de sombras
detrás de las ventanillas.
El eco de los vagones
anidaba en nuestros oídos
largo rato,
un repiqueteo suspendido en el aire
que insistía
cuando ya la formación había desaparecido
más allá de la curva.
© Norma Etcheverry
Muy bueno este poema que evoca la magia de los trenes,
ResponderEliminarY más allá de la curva de la nostalgia se escucha el tren a través de este poema.
ResponderEliminarMuchas gracias
Juany Rojas
Recordé mi último viaje en tren. Allí en la Bella Italia!!
ResponderEliminar