Ella
A madres y abuelas de
Plaza de Mayo
Ella fija su mirada
en el centro del universo.
Cuenta la historia que
resistió a duros embates
para poder sobrevivir
a tanta pesadumbre.
Esa mujer sabe que el tiempo
trasciende la cronología
de los hechos evocados,
que los rostros de los seres
que ama, viajan a su lado
en cada pueblo, en cada ciudad
que recorre, con ojos de extranjera.
Hay noches que murmura por lo bajo:
“La pereza no es buena consejera”.
Se levanta de la cama, toma su diaria
aspirina, y se duerme pensando
-quizá a modo de resistencia-
que mañana, tal vez, será el gran día.
© Luis Raúl Calvo
Sentida composición. Primero nos recuerda el dolor histórico de nuestra patria sufriente y luego, a pesar de todo, las últimas palabras atisban esperanza en la lucha constante y sostenida que apuesta a que "mañana, tal vez, será el gran día". Ojalá así lo sea. Alredo Lemon
ResponderEliminar¡Cómo no sentir el peso del dolor de madre, en la fuerza y compasión de tu poema, Luis!
ResponderEliminar¡Cómo no unirse a tu justo homenaje y a la esperanza de ese gran día de mañana!
Aplausos y un gran abrazo
María Rosa León