El monte y la mujer
Apenas ella siente el sol lejano,
se derrama el hielo en hebras grises
por su falda, por sus laderas. Desteñido
busca el río la transparencia prometida.
Y ella se sacude el agua
aunque la sed acosa. Como joven
aspira la raíz de las fuentes
que alborotan para dormirse apenas
entre sus miembros ásperos, su garganta, su
lengua,
a la cruel luz del sol
que no es más que un reflejo.
© Isabel Llorca Bosco
Hermoso poema, Isabel, muy sugerente!! Felicitacioines, abrazos!!!
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