Envión
El día que aprendí a andar
sin rueditas
en el club
antes
me caí de boca
las rodillas raspadas
lloriqueaba
me levantaste del piso
un abrazo
y me pusiste en el asiento
Vas a ver que ahora te sale
bien derechita
no mires para atrás
dejate llevar y pedaleá
no tengas miedo
Agarraste el manubrio
tu mano enorme
ocupando mi espalda
me diste un empujón
más fuerte que nunca
Salí despedida
y sentí el traspaso
de un superpoder
mis pedales
cada vez más rápido
luchando
solos
contra la resistencia
del aire
atravesando ráfagas
cada vez más
vigorosas
Te oí correr
detrás de mí
Dale dale dale
hasta que tu voz
se fundió
con el viento
© Cinthia Hamlin
Poética que a partir de un recuerdo de la niñez puede decir tanto, muy bien y profundamente. Alfredo Lemon
ResponderEliminarhola Cinthia , una poesía diferente que conmueve desde una mirada , fresca , sutil y con un excelente remate gracias un abrazo grande
ResponderEliminarMuchas gracias a ambos!!
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