Kyrie, eleison
Un bólido en avance feroz: blanco, de
broderie, el vestido vuela y ella
anda implacable Rodríguez Peña. Ante el
escudo del cochecito se abre la calle
su taconeo lo impulsa y son channel
zapatos puntera negra cuero manteca -¿se
ven?-. Decisión y ritmo
no te olvides la panza va con ella hace
cinco meses
segundo embarazo y tiene ¿veintisiete?
¿veintiséis? Kyrie por el broderie
blanco ese vestidito va a ser tuyo unas
noches de verano
semanas en Chacarita tomadas por asalto:
Nico, Palito y vos
instalados en la cama de sus padres. ¿Se
llega a ver? Por tus dieciséis kyrie
feroces en la huida, tan tuya como ese
taconeo que ahora
llega al bar y en la barra pide un clarito
– de gin dos medidas, vermouth
un toque de lima. Para la presión sonríe
ella y mi hermano
del medio jamás probará alcohol. Cada día
madre avanza
con él en su panza y el mayor
va viendo mundo desde el cochechito. Se
instala ella en la barra, bebe su trago
-¿la ves?- ansía todo y comerse
el universo de un bocado. Vos tendrás su
mismo pelo
vestido blanco, este incordio que te lleva
a Chacarita
tu verano indio en la huida, ellos preparan
materias vos
te adueñás de tus días. Serán tres en la
casa vacía y así
heredás ese trío del bar en Recoleta:
aunque madre siempre sea ella
nada más que sus ansias. Kyrie por los
niños perdidos, todos caídos del catre
¿dieciséis? ¿veintiséis? da lo mismo cuando
vos
sos más grande que esa chica, dos hijos a
cuestas y cruza
la tarde sola. Finalmente pide siempre que
la amen
eso cree y lo repite hasta agotar la más
bella oración: el amor como ley
sostiene la economía familiar, sus mesas de
cuatro cubiertos, los indicios
de un ascenso social en sintonía
con su mirada rapaz. Piernas cruzadas en la
butaca busca algo
la rescate y sabe a las siete
llegará el marido a casa. Por su voracidad
kyrie, porque nada
más que vos vendrá trece años después
a esta estirpe arrasada. Si la huida es
reacción
tu verano indio una sucesión de atardeceres
gastados por plazas
jugamos frisbee, escondidas, mucha comida
chatarra. Del sexo en fuga queda
la verdad del cuerpo, expulsado de vestidos
y herencias: a los dieciséis
sos una desclasada, pescado incapaz de
sentir nada
y más allá la supervivencia. Kyrie por esa
niña, seis años mayor que tu hija
menos de cincuenta kilos y equilibrio
precario. También
descubrís el trabajo, algo así como la vida
vendés tarjetas de navidad en Lugano, cajas
de fósforos
ropa cerveza. Cuando vuelvas tu madre
protestará
por el vestido enganchado, los años del
broderie
malgatados en tus manos. Por esa madre
kyrie, aquello que resta de ella
todavía en vos. Siempre de soslayo. Se
escapan los números y ya tenés
la edad de tu madre cuando reveló para vos
la incapacidad del amor. ¿Se ve? Cierto
aire familiar - ni herencia ni legado
todavía en pie. Kyrie por esta estirpe, si
da la luz
de lleno en la barra, una promesa, cuando
madre
disfruta el trago y sonríe tan fugada
como vos entre Nico y Palito dejás caer las
horas: sobre los faros
se pierden en la avenida los autos, un
anochecer en Chacarita y sí
piedad en nosotras, para nos
voracidad y ansias fueron madre.
© Andi Nachon
“Sobre los faros se pierden en la venida los autos…"
ResponderEliminarUna narrativa que entretiene y se comparte así no sea en Chacarita. “Kyrie por esta estirpe”
Oh Kyrie y Andi . Mencanto!!!
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