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7/8/20

Poema de Andi Nachon



Kyrie, eleison 

Un bólido en avance feroz: blanco, de broderie, el vestido vuela y ella
anda implacable Rodríguez Peña. Ante el escudo del cochecito se abre la calle
su taconeo lo impulsa y son channel
zapatos puntera negra cuero manteca -¿se ven?-. Decisión y ritmo
no te olvides la panza va con ella hace cinco meses
segundo embarazo y tiene ¿veintisiete? ¿veintiséis? Kyrie por el broderie

blanco ese vestidito va a ser tuyo unas noches de verano
semanas en Chacarita tomadas por asalto: Nico, Palito y vos
instalados en la cama de sus padres. ¿Se llega a ver? Por tus dieciséis kyrie
feroces en la huida, tan tuya como ese taconeo que ahora
llega al bar y en la barra pide un clarito – de gin dos medidas, vermouth
un toque de lima. Para la presión sonríe ella y mi hermano

del medio jamás probará alcohol. Cada día madre avanza
con él en su panza y el mayor
va viendo mundo desde el cochechito. Se instala ella en la barra, bebe su trago
-¿la ves?- ansía todo y comerse
el universo de un bocado. Vos tendrás su mismo pelo
vestido blanco, este incordio que te lleva a Chacarita

tu verano indio en la huida, ellos preparan materias vos
te adueñás de tus días. Serán tres en la casa vacía y así
heredás ese trío del bar en Recoleta: aunque madre siempre sea ella
nada más que sus ansias. Kyrie por los niños perdidos, todos caídos del catre
¿dieciséis? ¿veintiséis? da lo mismo cuando vos
sos más grande que esa chica, dos hijos a cuestas y cruza

la tarde sola. Finalmente pide siempre que la amen
eso cree y lo repite hasta agotar la más
bella oración: el amor como ley
sostiene la economía familiar, sus mesas de cuatro cubiertos, los indicios
de un ascenso social en sintonía
con su mirada rapaz. Piernas cruzadas en la butaca busca algo

la rescate y sabe a las siete
llegará el marido a casa. Por su voracidad kyrie, porque nada
más que vos vendrá trece años después
a esta estirpe arrasada. Si la huida es reacción
tu verano indio una sucesión de atardeceres gastados por plazas
jugamos frisbee, escondidas, mucha comida chatarra. Del sexo en fuga queda

la verdad del cuerpo, expulsado de vestidos y herencias: a los dieciséis
sos una desclasada, pescado incapaz de sentir nada
y más allá la supervivencia. Kyrie por esa niña, seis años mayor que tu hija
menos de cincuenta kilos y equilibrio precario. También
descubrís el trabajo, algo así como la vida
vendés tarjetas de navidad en Lugano, cajas de fósforos

ropa cerveza. Cuando vuelvas tu madre protestará
por el vestido enganchado, los años del broderie
malgatados en tus manos. Por esa madre kyrie, aquello que resta de ella 
todavía en vos. Siempre de soslayo. Se escapan los números y ya tenés
la edad de tu madre cuando reveló para vos
la incapacidad del amor. ¿Se ve? Cierto aire familiar - ni herencia ni legado

todavía en pie. Kyrie por esta estirpe, si da la luz
de lleno en la barra, una promesa, cuando madre
disfruta el trago y sonríe tan fugada
como vos entre Nico y Palito dejás caer las horas: sobre los faros
se pierden en la avenida los autos, un anochecer en Chacarita y sí
piedad en nosotras, para nos

voracidad y ansias fueron madre.

© Andi Nachon

2 comentarios:

  1. “Sobre los faros se pierden en la venida los autos…"
    Una narrativa que entretiene y se comparte así no sea en Chacarita. “Kyrie por esta estirpe”

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