Gauguin y Yo
Era él o yo, no había términos medios.
Por eso aquel día del cuchillo,
frente al terror de Gauguin huyendo
despavorido de la casa
algo se rompió en mí para siempre.
Algo me llevó a dañar mis propios órganos
y como ofrenda ofrecérselos
¿a mi enemigo interior?, ¿a aquel por quién
tanto
velé en esas horas, minutos y segundos de
mi
vida, en la tan esperada
comunidad de los artistas?
Nunca más me pude reconstituir, padre,
como te decía, algo en mí se quebró
eternamente, y otra vez, una vez más,
desfalleciendo en la soledad de este mugriento
loquero, reconozco que te he
fallado.
© Luis Raúl Calvo
Fuerte!
ResponderEliminarMuy bien logrado este diálogo entre personalidades (¿exteriores o interiores?) que se entrecruzan y actúan en profundos devenires. Interesante y sólidamente estructurado más allá de la anécdota. Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuchas gracias Gustavo por tu habitual generosidad en difundir mi poesía y la de tantos autores.
ResponderEliminarMuchas gracias amig@s.
Un abrazo.