Por este camino hachado sin razón
el viento destripa la niebla,
las heridas se tumban como moscas cegadas
sobre el pasto.
De vez en cuando una tristeza,
un temblor seco,
un pañuelo perdido
que nadie reclama.
© Julieta Lopérgolo
La maravilla es que se mudan y dan lugar a la alegría, a la buena nueva. Nada dura para siempre.
ResponderEliminarSobrio y bello...
ResponderEliminarSereno y bello!
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