Ayer afeité a mi padre
fue un tajo profundo abrazado
al temblor de mis huesos
no tuvo las frutas de Arcimboldo en su cara
más bien un palomar sin habitantes
sumergí su identidad en ésa agua jabonosa
tuve la navaja la voluntad y su cuello
pero afeitar a un padre es
no escapar de uno mismo
subsistir prisionero en un contorno
como una flor terrible y ciega que congela
el miedo
en ese smog de pelos flotando en la batea
confundió la roedura de los nombres
y afeitarlo no fue devolverle un favor
fue darnos lo que no tenemos
afeité a mi padre y me sentí
padre de mi padre
hijo de mi hijo
sangre olida finita despojada
lo afeité en ese hábito atroz de lo callado
porque en ese humo supimos encontrarnos
y la
vida se mide a veces
en éstas obsesiones sólidas que flotan
como la espuma de barbear sobre el agua
tiesa
cuando viejas preguntas
se van cubriendo con cenizas.
© Fabio Cardarelli
Escuché este poema de tu voz y ahora lo recorro por imágenes. Ese momento del vínculo donde todo se invierte. Gracias ! Es bello
ResponderEliminarEmocionante, impacta! Los versos más potentes en la idea central me traspasan: "afeité a mi padre y me sentí/padre de mi padre/ hijo de mi hijo/ sangre olida finita despojada". Bravo! Poeta de "Truco de espejos"!. Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuy bueno! Las imágenes tan bien plasmadas...fue ver a mi tío afeitando a mi abuelo cuando era niña. Me daba miedo la posibilidad del corte y la sangre mezclada en la blanca espuma. Gran poema. Gracias!
ResponderEliminarRomina R Silva
ResponderEliminarBueno, qué decir, este un poema que te identifica, que te pedimos siempre por su gran belleza, por ese corazón que abarca cada verso. Ya sabés, amo tu poesía.
Lily Chavez